Llegado el verano, llegan a nuestra geografia veraneantes, peregrinos, el calor y con el, el pescado se activa en el mar, y las especies anándromas menores llegan poco a poco a las bocanas de los rios que desembocan directamente en el medio marino. En su ascenso van tomando posición por los cauces hasta que nosotros, esa raza especial de humano llamados pescadores, al igual que ellos, tomamos posiciones al alba y al ocaso para tentarlos y poder jugar una partida con el príncipe del río, con esas balas plateadas que nos quitarán horas de sueño hasta finales de septiembre, que nos pondrán los nervios a flor de piel con sus picadas entre dos luces que hacen de su pesca un instante mágico y difícil de describir.
Ánimo a todos los reo-adictos y cuidad los peces y los ríos
lunes, 4 de julio de 2011
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